martes, 20 de octubre de 2009

Ahora me toca mi turno de pedir Perdón.


Cuando inicie en este camino de vivir en Amor y Perdón poco a poco inicie una etapa nueva en mi vida, revise los daños que hice sin el propósito fijo de faltarle el respeto a alguien, también le di una repasada minuciosa aquellos dolores que permití entrar a mi alma y que pocas veces lograba enfrentar por el miedo a volver a sentir ese dolor agudo que te quiebra las piernas y solo puedes llorar sin articular palabra. Conforme iban saliendo olores, sabores, palabras, contornos, sombras, tonos, canciones, el perdón se encargaba de transformar esos lados obscuros en rincones iluminados de compasión y empatía, por fin era capaz de sentir libertad y tranquilidad en mi cuerpo al recordar aquel momento de traición o mentira que en algún momento hicieron más denso mi caminar.


Ahora cuando platico esos tiempo de pesadez, los relato con soltura con sonrisas y sobre todo con la mirada fija con el pleno conocimiento que la honestidad es mi aprendizaje y el amor es testigo de las Bendiciones que recibo y envio por tal maravilloso cambio, gracias a una situación de menos alegría.

Amor y Perdón es una decisión así lo he platicado en otros blogs, pero este Perdón en especifico no llego por una decisión, llego por una suplica de saber qué necesitaba aprender de dos personas que habían estado en mi vida durante el último año y ahora han decidido apartarse, dejar ir es difícil, acostumbrarte a que ya no están es más.


Y ahí estaba sumergida un día en mis pensamientos, hasta que tome valor y empece a discernir poco a poco las características de estas dos intervenciones, poco a poco desarme un rompecabezas y ahí encontré con una tercera persona de mi obra, esa persona había estado en mi puesta de escena hace 12 años, y desde ese momento el ritmo se fue marcando por un compás extraño, en un momento determinado decidí yo ponerle fin a esa pieza de baile y salir corriendo antes de que se apagaran las luces y no supiera yo como salir de ahí. Eso sucedió hace 12 años.


Ahora cuando rebobinaba el tiempo de esas dos personas y su extraña forma de entrar a mi vida y cómo salieron, escuche esa melodía, revise el baile y ritmo y caí en cuenta que esa pieza se había dado una vez más, pero aquí quién toco la música fueron otras personas y hace 12 años fui yo, los papeles se revertían, se cambiaba de guión y ahora yo era la otra cara de la moneda. No me gusto para nada darme cuenta que una vez más se cumplía al pie de la letra, je me fais ce que je te fais, ósea lo que yo te hago a ti me hago a mi. Así es, una vez dicte el ritmo y la melodía y ahora alguien estaba dictando esa misma pieza. En ese momento pensé, un perdón se debe de ofrecer en este momento, así que tome pluma y diario e inicie una carta larga de perdón a cada uno de las personas que estaban en mi obra, apunte uno por uno los perdones, me perdoné a mi misma por haber creído que tenia el poder de controlar un baile, cuando un baile es dos! Hice una llamada telefónica a la persona de hace 12 años (aclaro, en 12 años si nos habíamos frecuentado), le extraño mi llamada pero fue bien aceptada, no había rencor en su vida para mi, es más hay cariño y aceptación. El perdón es para nuestra persona, esa es una verdad.


Ahora sé que el perdón no tiene tiempo, no tiene situaciones, solo tiene consecuencias y emociones que se albergan en la vida una persona, y llega en el momento que yo decidí ser honesta con mi vida y solo así es posible ser una mejor persona.


Gracias a las 3 personas que con su presencia en mi obra me han ayudado a ser una mejor mujer, los Bendigo con el Amor que le tengo a esta vida que me ha dado lo que merezco EL AMOR PERFECTO.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario